La vendimia se ha colado a ratitos que el tiempo nos permitía disfrutar. Estamos satisfechos con el acierto que hemos tenido al condicionar todas las tareas al momento justo que cada variedad precisaba.
La albariño, treixadura, godello, mencia y este año también la garnacha, fueron acomodándose en la bodega como si siempre hubiesen estado allí.
Ahora estos argonautas reposan ya convertidos en vino y esperando que el tiempo los haga aún mejores.